🏛️ El maldito tabú de la política
O cómo deberíamos recuperar la moderación y el respeto a la diversidad de opiniones
Una de las cosas que más detesto de las redes sociales, como ya he dicho anteriormente, es que han provocado una polarización y radicalización de todos los debates, sobre todo de los que rodean a la política. Y si a eso sumamos los acontecimientos vividos en España desde 2017 hasta 2020, el resultado es que la gran mayoría de personas no quiere ni siquiera entrar a hablar de este tema.
Me apena escuchar a gente decir frases ya muy típicas como “yo es que paso de la política”, “no creo en este sistema”, “son todos unos chorizos”, “estoy desconectadísimo de este tema porque ya me cansa”. Y al final desemboca en personas que se plantean directamente no votar, algo que respeto pero que considero muy peligroso.
Mientras todos expresamos lo hartos que estamos de la política, los políticos siguen mandando. A los políticos les encanta que pases de ellos, porque aún así siguen gobernando. Y si cada vez vota menos gente, el país queda en manos de una porción cada vez más pequeña de personas. Soy de los que se horrorizan cuando se celebra que la participación ha sido de un 70%. Debería ser, como mínimo, de un 85%.
A mí me encanta hablar de política. Consulto regularmente las encuestas, hago cálculos de mayorías y pactos, voy a votar ilusionado y las noches electorales son para mí un acontecimiento que disfruto. Lo hago a tal nivel que hice un directo en Twitch de tres horas cubriendo las elecciones catalanas de febrero de 2021 con un par de amigos. La audiencia pico fue de apenas 30 personas, pero me encantó hacerlo. Que es lo que realmente cuenta.
Tras el hachazo emocional que fue el procés (que por cierto considero muerto), me encanta entrar en conversaciones sobre política. La calma de después de la tormenta me ha enseñado a mirarlo todo de otra forma, a considerar cualquier opción y a respetarla. Siempre que no implique hacer daño a otra gente, claro. Ocurre poquísimas veces, pero adoro ver cómo de repente puedo hablar tranquilamente sobre política con alguien que opina justo lo contrario que yo con un respeto mutuo.
Por eso me da mucha lástima cuando veo que mucha gente (y sobre todo las generaciones más jóvenes) se alejan más de la política. Los políticos han hecho suficientes barbaridades para merecérselo, claro está, pero de nuevo: ellos siguen mandando por mucho que les ignoremos. El rayo de esperanza lo encuentro en las opiniones sosegadas de un grupo de tuiteros de mi edad con los que he podido sentirme cómodo sobre lo que comentan. Son una de las poquísimas cosas que hacen que siga consultando esa red social con cierta regularidad.
Si todos aprendemos a estar de acuerdo en que no estamos de acuerdo, el debate sería la mar de interesante. Os animo a que intentéis hacerlo con amigos y familiares de confianza, quizás conseguís lo que he conseguido yo y encontráis un nicho en el que tener debates saludables sobre política. Por muy podrida que esté la de este país.
Imagen de Aditya Joshi en Unsplash.